El equipo de la casa llega a esta 2ª jornada tras la derrota en su debut liguero, ante el Blackburn Rovers, por (2‑1). Este es un equipo que suele aprovechar bien la localía, más fuerte cuando juega frente a su afición, ya que en los últimos 30 partidos registra 2 victorias, 3 empates y 10 derrotas fuera de casa, con 19 goles marcados y 30 encajado, contra 10 victorias, 3 empates y 2 derrotas en casa, con 24 goles marcados y 9 encajados. El equipo llega a este encuentro tras una derrota a domicilio con el Stoke City por (2-1). West Bromwich ganó 5, empató 3 y perdió 2 de los últimos 10 partidos en casa. La solidez defensiva no ha sido su punto fuerte, habiendo encajado al menos un gol en cada uno de los últimos 10 partidos, pero su ataque ha marcado con regularidad, habiendo marcado goles en 8 de los últimos 10 partidos. En 15 partidos, encajó el primer gol en 6 ocasiones pero logró dar la vuelta al marcador en 2.
El West Bromwich llega desmotivado a este partido tras una derrota fuera de casa, por 2-1, en el viaje al Stoke, puntuable para la primera jornada de la Copa de la Liga inglesa. El equipo de casa suele jugar en un tradicional 4-3-3, favoreciendo un estilo de juego más rápido, progresando en el suelo, principalmente por los pasillos laterales. En este dibujo, los tres hombres responsables de causar pánico en el área contraria son Matt Phillips, Brandon Thomas-Asante y Jed Wallace. Una de las principales debilidades del equipo local son las faltas cometidas en zonas potencialmente peligrosas. El entrenador Carlos Corberán no debería poder contar con Adam Reach y Daryl Dike ya que, en este momento, se están recuperando de una lesión.